iProfesional / ¿Se duerme el dólar? La estrategia secreta en pesos que vuelve a ganar por goleada
Con señales de compra de divisas y demanda de dinero en alza, el mercado vuelve al carry: dólar contenido, tasa con premio y riesgo medido.
El dólar oficial cerró este lunes 10 de noviembre a $1.445, en la pizarra del Banco Nación, por lo que no hubo cambio con la última jornada de la semana pasada. En el segmento mayorista, la divisa se negociaba a $1.421, ubicándose a 5,7% del techo de la banda cambiaria, que en esta jornada es de $1.501.
En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vendía $1.472 (-1,06%), y el MEP se ubicaba a $1.452 (-1,03%). Por último, en el segmento informal, el blue se negociaba a $1.425.
La escena post-electoral dejó un tablero financiero muy distinto al que se veía semanas atrás: precios de activos reacomodados, brecha cambiaria comprimida, y un giro claro hacia activos en pesos con horizonte de rendimiento real positivo.
En paralelo, el régimen cambiario basado en bandas convive con dudas del mercado sobre su perdurabilidad, al tiempo que se consolida un proceso de re-monetización que reordena incentivos para el ahorro y la inversión. En ese marco, el «carry trade» vuelve a escena: gana tracción cuando la demanda de dinero se recompone, las tasas implícitas en pesos se comprimen y el tipo de cambio proyectado luce acotado.
El punto fino, sin embargo, está en la coordinación entre Tesoro y BCRA para administrar liquidez, en la posibilidad de compras de reservas que alivien objetivos con el FMI, y en la velocidad de reformas que definan expectativas. Con flujos potenciales del frente externo y una política fiscal que busca funcionar como ancla, el dilema para el inversor se resume en cuánto de esta mejora es transitoria y cuánto puede sostenerse sin fricciones sobre el dólar.
Señales de estabilización: qué cambió y qué mira el mercado
Desde Delphos señalaron que la recomposición de la demanda de dinero y la inyección de pesos desde el Tesoro favorecieron una compresión significativa de tasas en moneda local y un rendimiento en dólares relevante de los activos en pesos desde las elecciones. En ese marco, el carry continúa siendo competitivo aun bajo escenarios de apreciación del tipo de cambio, lo que justifica estirar la duration con preferencia por duales en el tramo medio y tasa fija en el tramo largo. Para ellos, la clave pasa por un mercado aún escéptico sobre la permanencia del régimen de bandas, lo que, paradójicamente, abre valor relativo para posiciones largas en pesos si el esquema se mantiene.
Los especialistas del bróker detallaron que ese movimiento vino acompañado por medidas de liquidez: inyecciones netas en licitaciones, menor uso de simultáneas y flexibilización transitoria de encajes, factores que facilitaron la re-monetización. Ese telón de fondo explica que algunos tramos largos indexados hayan llegado a mostrar avances medidos en dólares que compiten con los títulos hard dollar en el mismo período. El mensaje operativo: el carry no depende sólo del nivel de tasa, sino de la trayectoria de la tasa y de la administración de pesos que evita bruscas correcciones cambiarias.
Por su parte, Inviu describió un rally post-electoral contundente: subas de dos dígitos en bonos soberanos en dólares y avances históricos en ADRs, con brecha cambiaria comprimida y tipos de cambio financieros muy próximos al oficial. Ese ajuste de precios, interpretan, responde a un entorno risk-on local por mayor representatividad del oficialismo en el Congreso, más un viento de cola internacional (tasas globales a la baja y dólar más débil) que mejora los términos financieros para emergentes como Argentina.
Sus analistas apuntaron que, mirando 2026, el frente cambiario podría relajarse por tres vías: agro con cosecha esperada más robusta, balanza energética superavitaria y probable reactivación de inversión extranjera directa. Ese cuadro favorece la toma de carry en pesos si la acumulación de reservas acompaña. Conclusión conjunta del bloque: el soporte de flujo y la reorganización de precios habilitan estrategias en pesos, pero el driver del dólar seguirá atado a la consistencia de la política monetaria y a la ejecución de reformas.
Bandas cambiarias y compras de reservas: la bisagra para el dólar
Para Delphos, el Gobierno se muestra cómodo con el régimen de bandas, y su sostenibilidad dependerá tanto de señales de financiamiento como de la evolución de las reservas. El mercado, no obstante, continúa dudando de su permanencia y eso se refleja en MEP breakeven desalineados con el esquema vigente; si las bandas persisten, las estrategias en pesos con plazos mayores a un mes muestran retornos positivos en dólares incluso suponiendo el tipo de cambio en el techo de la banda. Allí reside una de las bases técnicas del carry: rendimientos esperados que sobreviven a supuestos cambiarios exigentes.
Desde Inviu subrayaron que los bonos CER ofrecen tasas reales del 9-10% para perfiles conservadores, mientras que los instrumentos a tasa fija de mayor duración resultan adecuados para inversores con mayor tolerancia al riesgo, apostando a una reducción sostenida de tasas en pesos en un entorno de inflación controlada y re-monetización gradual. La tesis es clara: capturar duration donde la macro propicie compresión adicional.
El punto de encuentro entre ambas visiones está en el carry con disciplina de plazos: priorizar vencimientos mayores a un mes, donde el desalineamiento entre precios de mercado y régimen de bandas ofrece colchón, y donde la administración de liquidez evita sorpresas cambiarias. En ese carril, la diversificación entre tasa fija, duales y, para perfiles prudentes, CER, reduce la dependencia de un único driver macro.
Un matiz sectorial que aporta Inviu: dentro del equity, energía muestra menor sensibilidad a la política de reformas que otros rubros, con upside relevante; como complemento táctico, una porción acotada de acciones energéticas puede amortiguar volatilidad de cartera mientras se ejecuta el carry en pesos. No sustituye la estrategia de tasas, pero la equilibra en escenarios de ruido legislativo.
Qué puede salir mal (y qué confirmaría el caso base)
Para Delphos, el escepticismo del mercado sobre la durabilidad de las bandas es el principal «ruido» que enfrenta el carry. Si nuevas noticias políticas o externas reavivan dudas, los MEP breakeven podrían moverse y erosionar parte del colchón de retorno. Por eso insisten en plazos algo más largos, donde la probabilidad de convergencia del régimen con los precios de mercado es mayor, y en una asignación que combine duales y tasa fija para amortiguar desvíos de inflación o de tasa.
Desde Inviu advirtieron que el talón de Aquiles es no recomponer reservas al ritmo necesario. Sin ese ancla, el riesgo país podría frenarse y la compresión de tasas perder tracción. La señal buscada por los inversores es que el BCRA ejecute compras de divisas sin esterilización en el marco de una remonetización ordenada; ese proceder daría validación al caso base de dólar contenido y carry positivo.
En el escenario favorable, la coordinación Tesoro-BCRA para administrar pesos y sumar reservas, más una hoja de ruta de reformas tributarias y laborales con viabilidad legislativa, sostendría brecha baja, tasa en descenso e incentivos a mantener duration. Allí, la compresión adicional de tasas alimentaría mark-to-market en tasa fija y preservaría la ventaja de duales mientras la TAMAR converge a los breakeven.
Si, en cambio, se demoran las compras de reservas o se reaviva la incertidumbre política, el dólar podría recomponer premio y forzar una pausa táctica en el carry. Ese sería un entorno para reducir duration, privilegiar CER en perfiles prudentes y conservar liquidez hasta que retorne la señal de pragmatismo cambiario. La gestión activa de plazos es, en suma, la defensa más efectiva frente a un shock.
