iProfesional /El dólar volvió a caer y se acercó a la parte inferior de la banda: también se desplomaron los financieros

El tipo de cambio se estabiliza tras el giro oficial, pero el riesgo de atraso cambiario y dudas sobre las reservas generan incertidumbre.
Tras el fin de semana largo por los feriados de Pascua, el dólar minorista se negoció este lunes en las pantallas del Banco Nación a $1.110 para la venta, lo que representó una baja de 50 pesos con relación al último día hábil.
En el mercado informal, el dólar blue se vendió con una baja de cien pesos, a $1.150. En tanto, dentro del segmento financiero, el dólar contado con liquidación retrocedió un 3,8% y se ubicó en $1.132, mientras que el MEP dejó una baja del 3,8%, negociándose en $1.122.
El panorama económico argentino experimenta un giro significativo tras la implementación de un nuevo esquema cambiario que busca estabilizar los mercados y normalizar el acceso a divisas. Analistas de distintas consultoras económicas coincidieron en que el plan oficial muestra avances concretos en materia fiscal y en la recuperación de la actividad, aunque también advierten que persisten interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo, especialmente en lo referido a la acumulación de reservas del Banco Central. Para los especialistas, el respaldo externo conseguido por el gobierno -incluyendo el acuerdo con el FMI y desembolsos de otros organismos multilaterales- aportó liquidez clave para impulsar los cambios.
En ese marco, las recientes modificaciones en la política cambiaria, como el abandono del crawling peg, la instauración de una banda móvil de flotación administrada y la eliminación del dólar blend, constituyen un paso hacia una mayor liberalización del mercado de cambios. Los expertos coincidieron en que estas decisiones reflejan un intento por reforzar la previsibilidad económica, consolidar una mayor transparencia y alinear el sistema con los estándares internacionales. No obstante, también marcaron que estos avances podrían verse tensionados si el Banco Central no logra sostener una trayectoria firme de acumulación de reservas, especialmente considerando que las metas pactadas con el FMI excluyen parte de los ingresos recientes.
Desde el mercado, se observó una reacción positiva en los primeros días del nuevo esquema: bajaron los contratos de dólar futuro, mejoraron los bonos soberanos y descendió el riesgo país. Sin embargo, algunos analistas advirtieron que un tipo de cambio demasiado bajo podría implicar riesgos, como la pérdida de competitividad externa y la necesidad de futuros ajustes. Según su visión, un valor del dólar en torno a los $1.250-$1.300 sería consistente con un equilibrio razonable, evitando tanto presiones inflacionarias como distorsiones en el comercio exterior. Para los economistas consultados, la clave estará en lograr una flotación ordenada, sin episodios de volatilidad abrupta.
A pesar del optimismo inicial, los especialistas remarcaron que el nuevo régimen implica desafíos concretos. La evolución del tipo de cambio real y su efecto en la competitividad, el ingreso de capitales privados, la liquidación de la cosecha y la capacidad de intervención del BCRA dentro del nuevo marco serán determinantes. Para ellos, el relanzamiento económico del gobierno sienta las bases para un nuevo ciclo, pero su éxito dependerá de cómo se gestionen las tensiones que aún persisten y de la habilidad para construir credibilidad en el largo plazo.
Fuerte respaldo fiscal y signos positivos en la actividad económica
Desde la consultora económica Invecq destacan que el programa económico argentino viene exhibiendo resultados positivos en el plano fiscal y señales alentadoras de recuperación de la actividad económica. Sin embargo, advierten que este progreso ha estado acompañado por una creciente turbulencia financiera, atribuida en gran parte a las dificultades del Banco Central para sostener un proceso sólido de acumulación de reservas internacionales.
Frente al deterioro del frente cambiario, el gobierno concretó un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le brinda acceso a una significativa inyección de recursos frescos. Desde Invecq detallan que el paquete de financiamiento incluye u$s 20.000 millones por parte del FMI, más u$s 3.500 millones provenientes de otros organismos multilaterales, como el Banco Mundial y el BID, y una nueva licitación de repos con bancos internacionales por hasta u$s 2.000 millones.
Esta operación, según los expertos de la consultora, tiene el potencial de aumentar en hasta u$s 20.600 millones las reservas líquidas del Banco Central durante 2025, con una entrada anticipada de u$s 14.000 millones que ya fue concretada. Este refuerzo de liquidez permitió avanzar hacia un cambio profundo en el régimen cambiario, abandonando el esquema de crawling peg y adoptando un sistema de flotación administrada con bandas.
Ahora, el tipo de cambio oficial opera libremente dentro de un rango entre $1.000 y $1.400, con una variación mensual predefinida de -1% para el piso y +1% para el techo. Desde Invecq explican que el BCRA dejó de intervenir diariamente, limitando su participación al caso en que el tipo de cambio traspase los límites de las bandas. En los primeros días de vigencia del nuevo esquema, el dólar se mantuvo dentro del rango, por lo que no se requirió intervención del ente monetario.
Reacción del mercado y dudas sobre la acumulación de reservas
Tras los anuncios, los mercados financieros reaccionaron con optimismo. Invecq subraya que los contratos de dólar futuro, que habían comenzado la semana en alza, mostraron una marcada baja.
En el segmento de deuda en dólares, los bonos soberanos reflejaron una mejora significativa: la paridad promedio ponderada se incrementó en casi cinco puntos porcentuales entre el 8 y el 16 de abril. En tanto, el riesgo país descendió desde los 978 puntos básicos a mediados de la semana pasada hasta 745, mostrando una reducción del nerviosismo inversor. En el plano bursátil, el índice Merval medido en dólares CCL subió un 10,2% en la semana, impulsado principalmente por la caída del tipo de cambio implícito (-12,3%).
A pesar del giro positivo en los mercados, los especialistas de Invecq ponen el foco en un interrogante clave: cómo hará el Banco Central para cumplir las metas de acumulación de reservas internacionales netas establecidas con el FMI. La meta para diciembre de 2025 es alcanzar los u$s 1.400 millones excluyendo los desembolsos del Fondo, lo que plantea una dificultad, dado que los u$s 15.000 millones comprometidos este año por el organismo multilateral no pueden computarse a ese efecto.
En este nuevo marco, el BCRA solo acumulará reservas si el tipo de cambio perfora la banda inferior, lo que habilitaría compras de divisas. Sin embargo, la recuperación de la demanda de dólares, el leve déficit de cuenta corriente y la caída de los precios internacionales podrían jugar en contra de esa posibilidad. Aun así, desde Invecq también identifican factores que podrían empujar el tipo de cambio hacia el piso de la banda, permitiendo intervenciones compradoras del BCRA.
Perspectivas: entre oportunidades y desafíos
Una de las razones que podría favorecer la acumulación de reservas es la inminente liquidación de la cosecha gruesa, que este año podría adelantarse gracias a la reducción transitoria de retenciones vigente hasta junio. Este ingreso extraordinario de divisas se suma a la posibilidad de recibir flujos de capitales privados del exterior, lo que incrementaría la oferta de dólares y favorecería una apreciación del tipo de cambio.
Para los especialistas de Invecq, si bien el gobierno podría optar por no intervenir incluso si el tipo de cambio alcanza el piso de la banda, surge la duda sobre cómo se financiaría un eventual déficit de cuenta corriente. Una alternativa sería compensarlo mediante ingresos por cuenta financiera, pero la consultora se pregunta por qué no aprovechar esas divisas para reforzar las reservas y fortalecer la posición del Banco Central frente a posibles shocks externos.
También advierten sobre el riesgo de que el tipo de cambio real (TCR) continúe descendiendo hasta alcanzar niveles similares a los de la Convertibilidad, lo que podría afectar negativamente a la competitividad y a la actividad económica. Aunque reconocen avances en términos de productividad, desde Invecq señalan que la estructura impositiva, los costos logísticos y las regulaciones actuales difieren considerablemente del escenario de los años noventa.
En conclusión, para la consultora es valorable que el gobierno haya retomado la iniciativa con un giro en su estrategia cambiaria, en momentos en que la incertidumbre comenzaba a erosionar el respaldo político. El paquete de medidas, junto con el respaldo externo, suma herramientas para enfrentar eventuales turbulencias. Sin embargo, aún persisten interrogantes sobre la capacidad del esquema para sostenerse en el tiempo y alcanzar los objetivos de acumulación de reservas, en un contexto externo volátil y con presiones económicas internas que aún no han sido plenamente resueltas.
¿Un dólar bajo puede generar un dolor de cabeza para el gobierno?
Consultado por iProfesional, Eric Paniagua, analista financiero de la consultora económica Epyca, consideró que una cotización del dólar en torno a los $1.250 puede interpretarse como un «éxito rotundo» para el Gobierno. Según explicó, ese valor representaría un punto de equilibrio razonable dentro de la banda de flotación informal que observa el mercado.
«Si el dólar se dispara hacia la zona de los $1.400, probablemente asistamos a un proceso generalizado de remarcación de precios, lo que podría reactivar presiones inflacionarias y generar incertidumbre en los agentes económicos», advirtió el especialista.
Por el contrario, una cotización demasiado baja tampoco sería conveniente. «Un dólar muy barato implicaría que la divisa no está en un nivel de equilibrio real, lo que podría afectar la competitividad y generar distorsiones en el comercio exterior», señaló.
En ese marco, Paniagua sostuvo que el objetivo oficial parece ser una flotación administrada dentro de valores razonables, evitando tanto una sobrevaluación como una depreciación excesiva de la moneda.
Cuál sería un equilibrio razonable para evitar presiones inflacionarias
Federico González Bull, economista de la consultora Omega, explicó que la evolución del tipo de cambio tras la salida del cepo será clave para definir el rumbo económico de corto plazo. «El precio del dólar en el arranque de esta nueva etapa tiene un valor simbólico y económico central. Si la divisa se acomoda en un rango entre $1.250 y $1.300, estaríamos ante un punto de equilibrio razonable. No solo permitiría evitar un nuevo salto inflacionario, sino también daría señales de estabilidad al mercado», señaló.
Según González Bull, un dólar demasiado bajo, cercano al valor anterior al levantamiento del cepo, tampoco sería deseable: «Un tipo de cambio atrasado dejaría al país fuera de competitividad, limitaría las exportaciones y, eventualmente, haría necesario otro ajuste más adelante. En este contexto, el equilibrio es fundamental».
«El mercado anticipaba una devaluación mínima del 15% como parte del reacomodamiento del precio relativo del dólar. Pero si ese ajuste se va demasiado abajo, cerca de $1000 pondría al Gobierno en una posición incómoda, sobre todo si busca consolidar un proceso de mejora de competitividad y aumento de reservas», advirtió.
González Bull también analizó la estrategia oficial: «El Banco Central anticipó que permitirá una flotación libre dentro de ciertos márgenes, aunque con la posibilidad de intervenir si detecta movimientos bruscos o poco justificados. Esa señal apunta a evitar episodios de volatilidad extrema sin anular del todo el funcionamiento del mercado», explicó.